Existen dos clases de personas: Las que se sienten tranquilas en su zona de confort, las que no tienen necesidad de moverse de su sitio de siempre, de alejarse de sus comodidades. Después estamos el resto. A los que nos mata la curiosidad y no podemos estar quietos en un mismo lugar, los que a todas horas tenemos la sed de viajar, esa que solo se sacia con sumar a tus experiencias otro rincón más. Para los que el pasaporte significa media vida.

Nosotros sin duda formamos parte de la gente aventurera y arriesgada! Y por eso mismo este año quisimos dar un giro a nuestras vidas y vivir durante un tiempo en otro país, con otra gente y con otras costumbres.

Manteneros al día de todos los sitios que visitamos nos encanta. No hay nada que nos guste más que poder explorar rincones nuevos y compartirlo con toda la gente posible para que se animen a practicar este gran vicio de conocer mundo. Y a los que por una razón u otra no pueden hacerlo, redactamos todas nuestras experiencias para que al menos puedan alimentarse de ellas y en su mente viajar por un instante a estos recónditos lugares.

Ahora bien, la pregunta del millón que muchos os estaréis haciendo: Y como lo habéis hecho?

Pues bien aquí os dejamos la receta por si alguno se anima a kangurear como nosotros.

RECETA :

Añade infinitas cucharadas de ilusión y combínalas con una taza de positividad. Mézclalo bien con valentía y rocíalo con un litro de curiosidad. Déjalo cocer a fuego lento, remuévelo suavemente con un poco de esfuerzo y constancia y finalmente añádele una pizca de dinero.

- Servir con hambre de explorar sin jamás saciarte y con ganas incontrolables de comerte el mundo -

sábado, 13 de mayo de 2017

The End... Closing a big chapter of our life

-ANYWHERE, JUST DARE AND GO-

La historia contada desde dentro. 
La historia explicada desde mi experiencia


No lo pensé. Cerré los ojos y salte al vacío. Simplemente fui a buscar mi sueño, con todas las consecuencias.

Hace casi un año, esta fue la mejor decisión que he tomado nunca. A veces las cosas no se piensas, solo se hacen y eso es exactamente lo que hice. Irme en busca de algo, no sabía bien el que, pero sabía que si lo estaba haciendo era porque me hacía feliz. 

Todo, para cualquier persona yo lo tenía todo. Un trabajo, una familia, amigos, me conocía que restaurante era mejor que otro, o en qué centro comercial estaban las tiendas que a mí más me gustaban… Cogía mi coche y sabía dónde iba, sabía lo que tardaría en llegar. Y todas estas cosas precisamente son las que hicieron que un día me replanteara mi futuro.
Odio tener un rumbo, odio la tranquilidad de saber dónde estoy todo el rato. Odio conocer a todo el que pasa por mi lado y odio saber  en qué sitio es más barato salir y tomarte una caña.
Es entonces, cuando la monotonía te aprieta tanto que de un día para otro decides poner remedio. Para mí solo había una solución, huir.

Australia es de aquellos países que están en el mapa pero que pasan un poco desapercibidos. Quizá al ser nuestras antípodas nunca te planteas llegar hasta allí. Yo tenía claro que si daba el salto lo hacía a lo grande. Además mi asignatura pendiente siempre había sido el inglés y éste sería un lugar perfecto para mejorarlo. Así que con el mejor acompañante de viaje, mi marido y una maleta, me fui lejos, me fui a Australia.

Hoy, después de casi un año, puedo explicar la historia desde mi experiencia, sin suponer nada, sin dudas, sin preguntas.  La realidad más clara de lo que ha sido mi vida aquí durante este tiempo.

Bien, como ya sabréis aterrice en Brisbane, está me robo el corazón desde el minuto uno, Brisbane me dio aire fresco, me hizo renacer nada más llegar. Para mi elegirla como lugar en el que empezar un nuevo capítulo fue perfecto.
La suerte desde que llegué la tuve de mi parte. Aunque eso significa que de la pareja uno tenía que sacrificarse y le toco a David… Yo encontré una familia maravillosa que me abrió las puertas de su casa de par en par para cuidar de su pequeño, Harry. Esta familia me ha dado la oportunidad de vivir esta experiencia al máximo, todas las facilidades posibles ellos me las han brindado. No tengo palabras de agradecimiento hacia ellos, unas personas que me acogieron desde el primer día de una manera increíble, unas personas que depositaron toda su confianza en mí. Unos extraños que pronto se convirtieron en mi familia aquí.
David, no le quedó otra que adaptarse a mis horarios, trabajar entre semana y disfrutar el resto. Eso significo dar su brazo a torcer, arremangarse bien y ponerse a limpiar casas. Una de las pocas faenas poco cualificadas (lo único a lo que optas cuando tu nivel de inglés es mínimo) en la que libras los fines de semana. Eso nos permitía visitar lugares nuevos, conocer gente, en fin, saborear la experiencia juntos.
Pero, quizá, sin darme cuenta yo misma estaba cavando mi propia tumba y ahora entenderéis porque lo digo.

Los dos trabajamos mucho de lunes a viernes, pero los fines de semana no había uno que se nos resistiera. Hemos viajado mucho, en realidad diría que no hemos parado. Además, en este país ganas dinero muy rápido y eso te permite el ritmo de vida que nosotros hemos llevado aquí.
Yo entre semana cuidaba de Harry, comparado a España, mi vida mejoró con creces. De trabajar 40 horas a la semana con 20 niños y a duras penas llegar a los 1000 euros al mes, a estar trabajando la mitad de horas, con un solo niño y cobrando el doble que allí. Really? Si, aquí en Australia es posible.
Pero quizá no me di cuenta o mejor dicho no quise darme cuenta de que mi pareja estaba viviendo la otra cara de la moneda. Sin duda su sueldo también mejoró notablemente en comparación a España, pero perdió algo más importante, su calidad de vida.
Él allí trabajaba de algo que le gustaba, con un equipo de trabajo que le hacía que los días fueran más ameno. Su jornada tenia momentos de mucho estrés y cansancio psicológico, pero la otra mitad de su jornada se basaba en vigilar a los enfermos, quizá jugar con ellos a futbol o simplemente sentarse en el jardín observando que todo a su alrededor estaba bien.
Él también necesitaba un cambio de aires, un break en su trabajo, pero no para esto.
Es cierto que hay cosas que compensan, que aguantas por ver sitios nuevos, por recorrer mundo pero eso también llega a un límite. Y de estar en el paraíso al mismo infierno hay un solo paso. Yo no quería que David lo diera.

Mientras yo amaba Australia, mientras yo alababa todo a mí alrededor, mi pareja comenzaba a sentirse en el mismo estado de ánimo que me encontraba yo en España. Y a mí eso empezó a matarme por dentro. Yo deseaba que esto fuera único para mí, pero también para él. Mi felicidad sin duda había llegado al extremo más alto, pero si para él no era así, nada tenía sentido.

Los dos lo habíamos disfrutando mucho, pero para él empezó a hacerse cuesta arriba. Le tocó hacer cosas que a mí nunca me tocaron hacer, recorrerse calles a altas temperaturas para encontrar un trabajo, intentar comunicarse, a veces sin éxito. En fin, le toco literalmente tener el papel de inmigrante y sentirse como tal. Y cuando obtuvo un trabajo, éste no le llenaba, le destrozaba la espalda y le hacía llegar rendido a casa.
Y es que quiero dejar claro, que mi experiencia no es la de todos los que pisan este país. La suerte es un gran factor que ayuda, al igual que el idioma, los contactos… Y no todos los que venimos en busca de algo mejor nos topamos con ello de frente.
Como en cualquier país al que emigras, nada es fácil. Hay días de todo.  Australia puede ser el comienzo de una vida mejor para muchos de los que emigramos, pero nadie cuenta que hay otro gran porcentaje de gente que se marcha sin haberlo conseguido. 
A pesar de que para David limpiar casas y compartir piso no era lo que realmente quería, nosotros, no podemos quejarnos. Hemos trabajado a la semana de estar aquí, eso nos ha permitido comprarnos un coche para poder movernos (y venderlo luego por más de lo que lo compramos). Además hemos ahorrado dinero para seguir viajando por el sudeste asiático, pero esa es nuestra historia.
Hay de mejores, con más suerte, pero también de peores. Igualmente, siempre pienso que no intentarlo es de cobardes, que si no lo haces jamás sabrás que hubiera pasado y que si lo haces y no sale al menos habrás obtenido una experiencia nueva en la vida, que de eso tratan las aventuras.

Por eso mismo, valoro mucho el esfuerzo de David, todo lo que ha significado para él estos meses.  Para mí ha sido un luchador de los pies a la cabeza, o eso, o simplemente me quiere demasiado. Sea lo que sea, ha aguantado madrugones, el trabajar a contrarreloj, el esfuerzo que conlleva tener un aspirador cargado a su espalda todo el día. Y aun así, se ha vestido siempre con su mejor sonrisa para que ambos disfrutáramos de esto.  Le amo, le amo con todas mis fuerzas. Si alguien ha estado siempre ahí, ese es él. Soy una persona inestable, con ganas siempre de cambios. Unos lo llaman aventurera otra directamente loca, sin consciencia. Pero él me quiere así, me hace todo más fácil y sobretodo me acompaña en todos mis planes. Éste fue uno de ellos, el más grande y arriesgado que he tenido nunca pero él me dio la mano una vez más y me siguió.
Ahora no podía reprocharle nada, no podía reprocharle que él viviera esto como una gran experiencia pero con fecha de caducidad.

Y es así, como llegados a este punto, cuando se nos acaba la visa, decidimos no renovar y volver. Para él a su hogar, para mí a un lugar donde  simplemente deje atrás a todos mis seres queridos. Australia me ha dado mucho. Y ahora soy de aquí y de allí, o peor aún de ninguna parte.
Aquí, he crecido interiormente, he aprendido a valorar pequeñas cosas. Me he hecho más fuerte y esto me ha hecho darme cuenta que la distancia separa cuerpos, pero no corazones. Mi gente siempre está, da igual donde pero está. Y no, no me he vuelto fría, ni quiero menos a mi familia o amigos, simplemente he aprendido a quererlos también a pesar de los kilómetros, a saber disfrutar de lo que me ofrece ahora la vida porque sé que a ellos siempre los tendré cerca de una forma u otra.
Australia, me ha hecho encontrarme a mí misma, conocerme más, saber mis límites y aprender a sobrepasarlos.  Y es que estar lejos,  te ofrece la lección de vida más grande. Ahora no me asusta nada, me veo capaz de todo. Porque cuando saltas una vez ya no hay nada que te detenga.

Pero, la felicidad es una montaña rusa.  A veces la tienes comiendo de tu mano, otras cuando quieres darte cuenta, ya ha expirado. Por eso mismo hay que saborearla cuando se tiene, no se sabe cuándo volverá. Y esto lo digo porque ahora soy yo la que toca acompañar a mi pareja en un camino de regreso, cogerle la mano como el me la dio hace casi un año y volver. No porque quiera, aquí me queda mucho que descubrir, pero el amor puede con todo y sé que ahora es mi turno de ceder.

Dejo atrás unos meses inolvidables, donde amanecer cada día tenía sentido. Mi sonrisa era presente a pesar de los días grises y es que ojala pudiera explicar lo que he sentido viviendo aquí. Creo que es algo que una vez en la vida se tiene que hacer, da igual el tiempo que dure, porque esta experiencia marcará un antes y un después. Para nosotros esto ha sido una auténtica bomba de sentimientos, de emociones nuevas. Y si en algo estamos de acuerdo ambos, es que sin duda, repetiríamos esta aventura con los ojos cerrados.

Animo a todo el que lea esto a no solo pensar en sus sueños, sino a cumplirlos. Para ello seguramente habrá que dejar cosas atrás, tendrás que tropezar muchas veces y posiblemente habrá días que sufras y te plantes si realmente vale la pena luchar. Si, te digo que si con toda seguridad. Valdrá realmente la pena… Yo he llorado, he llorado mucho, a veces te sientes sola, desprotegida, pero te aseguro que nada se puede comparar a cómo te sientes al otro día, cuando despiertas de nuevo y valoras todas esas cosas nuevas que han llegado a tu vida.

Adiós querida Brisbane, me despido hoy de ti con las mismas mariposas en el estómago que cuando me recibiste por primera vez, con un nudo en la garganta que demuestra que ha significado este tiempo para mí… y es que dejo atrás muchas cosas que siempre, siempre recordaré. Gente que se ha ganado un hueco en mi corazón y lugares que quedarán por siempre en mi memoria.  
Vuelvo a mi hogar, ahora a mi otro hogar (no sin antes darnos unas merecidas vacaciones por el sudeste asiático) para reencontrarme con los míos. Vuelvo al lugar del que hui, pero regreso cambiada. Mi pareja ha decidido que allí es ahora donde nos toca estar y yo, sorprendentemente, aunque amo Australia y me hubiera quedado más tiempo, estoy contenta. Me llevo una vida nueva a mis espaldas y lo más importante, vuelvo a realizar otro cambio de aires, al menos por un tiempo y mi alegría siempre depende de eso. Que el mañana sea siempre una incógnita…




Video Sandra y David 2016-2017

Se inconformista, ambicioso y sobretodo, se valiente. 
Solo así, podrás tocar por instantes el mismo cielo. No hay palabras para describir que se siente al alcanzar un sueño, para eso, tan solo hay que escalar la montaña, llegar a la cima y cuando tengas el mundo a tus pies habrás saboreado la auténtica felicidad.
Yo sin ninguna duda por fin la he conocido y eso ya nada lo va a cambiar.


Gracias a todos los que nos habéis acompañado este tiempo en el blog, esperamos haberos informado, ayudado o simplemente entretenido con nuestras historias. Pero sin duda, como bien dice nuestra portada, aquí empieza nuestra aventura. Esto tan solo era el principio de una vida nueva, así que permitirnos un break, porque muy pronto volveremos con las pilas cargadas y con un nuevo lavado de cara en el blog; nuevas experiencias, nuevos países…
Anyway, os animamos mientras a seguirnos en nuestro nuevo Instagram de viajes justgo_sandraydavid , allí colgaremos fotos de lugares increíbles, de todos nuestros pasos, e informaremos de nuestro retorno al blog. Y ahora si...Esto es todo amigos!

See you soon :)
Leer más...