Vivir en Brisbane tiene una ventaja muy grande y es que tiene lugares increíbles
que visitar a una o dos horas de camino.
Esta vez, David y yo queríamos volver a vivir un fin de semana igual de
intenso como el que vivimos en Byron Bay justo al poco tiempo de llegar a Australia.
Elegimos Noosa y Emundi Market para desconectar de la rutina y disfrutar juntos
esta vez, de otro bonito fin de semana.
Preparamos nuestro coche con toda la munición posible (nevera cargada de
comida, bebida fresca y nuestro set de camping) y salimos bien temprano hacia
Sunshine Coast.
A una hora y media de camino llegamos al pueblo de Emundi, donde los sábados
por la mañana realizan un mercado al aire libre muy grande, unos 600 puestos de
venta, repleto de alimentos frescos y ecológicos, productos de artesanía, ropa
hippie, joyas hechas a mano, puestos de comida rápida, rincones de música en
vivo, etc…
Este mercado, al igual que
otros mercados Emundi creados posteriormente a éste alrededor de Australia, son
unos de los mayores mercados de arte y artesanía del país. Éstos, se centran en
productos hechos a mano, con el espíritu
de “hacerlo, se hornea, hacerlo crecer, coserlo”.
Estuvimos un par de horas recorriendo los diferentes pasillos que formaban
el market y disfrutando de un buen ambiente. El pueblo también es digno de ver,
no es muy grande pero sus calles son sacadas como del mismo oeste, parece
ambientado en años atrás aunque simplemente es el estilo de ese bonito lugar.
El calor empezó a apretar mucho, así que después de caminar bastante,
volvimos a nuestro coche para dirigirnos a Noosa. Allí ya habíamos estado en
Diciembre para el cumpleaños de David, pero no nos hizo muy buen tiempo y queríamos
saborearlo de nuevo esta vez con sol radiante.
De Emundi Market hacia Noosa hay aproximadamente 30 minutos más en coche.
Nosotros llegamos a media mañana y sin dudarlo fuimos directos a la playa a
darnos un buen baño.
En Noosa Heads , en la parte izquierda de Main beach (la playa principal)
se encuentra una pequeña bahía con una de las mejores playas que hemos visto
hasta ahora aquí. Desde Dog beach (si, es para perros pero realmente es
preciosa) hasta Sandy Cove, es un entradero de la playa que es muy relajante.
Además había cientos de peces y una vez más David pudo disfrutar haciendo
snorkel (yo preferí estar en mi flotador de donut y verlos desde la superficie).
Y bien, como su nombre indica, Sandy Cove quedó como uno de mis rincones preferidos.
Comimos allí nuestro tupper de ensalada de pasta y después nos dimos una increíble
ducha que acabo de dejarnos en las puertas del paraíso.
De allí fuimos a pasear por Hastings Street, la calle más famosa para salir
de restaurante o de compras y después recorrimos toda la avenida Noosa Parade
para observar los ríos que se entrelazan en el pueblo, con las casas de
millonarios en medio y su yate enfrente… en fin solo apto para gente de mente
fuerte.
Caída la noche, paseamos por la zona de Noosa Ville, otra zona increíble
con un puerto pequeño pero muy cuco, donde las familias y amigos se reunían para
hacer su picnic-cena. Allí un fish and chips nos sentó como agua bendita.
Después de ese magnífico día, nuestras energías ya flaqueaban así que fuimos al
camping Noosa Sea Scouts que habíamos reservado esa misma tarde (perfecto
calidad-precio) para pegarnos una buena ducha y descansar en nuestra tienda de
campaña, esa que ya empezaba a ser media casa para nosotros.
Otro bonito día se presentaba ante nosotros, otra vez el sol relucía, así
que nos preparamos nuestro desayuno, nos dimos otra larga ducha y nos fuimos a
hacer un poco de tracking por el Parque Nacional. Allí hay diferentes rutas, nosotros escogimos
la que iba rodeando toda la playa y llegaba hasta Hell’s Gate.
Realmente es una
buena caminata, pero el paisaje te deja tan embobada que vale mucho la pena.
Pasas por diferentes puntos para hacer fotos espectaculares, pero uno de ellos son
los que realmente disfrutamos mucho. Las Fairy Pools son como piscinas artificiales
que se han formado entre las rocas por la fuerza del mar, y cuando estas metido
allí quieres que el tiempo se pare. (Avisar que hay algún cangrejito que pellizca los dedos de los pies, así que si
nadas y no apoyas te evitaras los sustos que nos llevamos nosotros).
Y bien, después de esa caminata y ese baño nuestros estómagos rugían
demasiado fuerte así que fuimos hacia Noosa Ville otra vez, a disfrutar del
sitio esta vez de día. Allí, nos comimos un buen pollo asado comprado del Coles
y nos tomamos nuestro café con vistas al rio. Que placer!
Para finalizar nuestro perfecto fin de semana, fuimos bajando
tranquilamente hacia Brisbane pero no sin antes pasar por Sunshine Coast,
pasear por su costa y visitar su centro comercial Sunshine Plaza, al estilo Venecia
(pasa el rio por medio y es muy peculiar).
Ahora sí, concluíamos esta escapada con un buen sabor de boca, con energías
renovadas, con mucho más amor entre nosotros y sin duda con un 10 de
puntuación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario