Existen dos clases de personas: Las que se sienten tranquilas en su zona de confort, las que no tienen necesidad de moverse de su sitio de siempre, de alejarse de sus comodidades. Después estamos el resto. A los que nos mata la curiosidad y no podemos estar quietos en un mismo lugar, los que a todas horas tenemos la sed de viajar, esa que solo se sacia con sumar a tus experiencias otro rincón más. Para los que el pasaporte significa media vida.

Nosotros sin duda formamos parte de la gente aventurera y arriesgada! Y por eso mismo este año quisimos dar un giro a nuestras vidas y vivir durante un tiempo en otro país, con otra gente y con otras costumbres.

Manteneros al día de todos los sitios que visitamos nos encanta. No hay nada que nos guste más que poder explorar rincones nuevos y compartirlo con toda la gente posible para que se animen a practicar este gran vicio de conocer mundo. Y a los que por una razón u otra no pueden hacerlo, redactamos todas nuestras experiencias para que al menos puedan alimentarse de ellas y en su mente viajar por un instante a estos recónditos lugares.

Ahora bien, la pregunta del millón que muchos os estaréis haciendo: Y como lo habéis hecho?

Pues bien aquí os dejamos la receta por si alguno se anima a kangurear como nosotros.

RECETA :

Añade infinitas cucharadas de ilusión y combínalas con una taza de positividad. Mézclalo bien con valentía y rocíalo con un litro de curiosidad. Déjalo cocer a fuego lento, remuévelo suavemente con un poco de esfuerzo y constancia y finalmente añádele una pizca de dinero.

- Servir con hambre de explorar sin jamás saciarte y con ganas incontrolables de comerte el mundo -

martes, 22 de noviembre de 2016

Byron Bay


Welcome to Byron Bay: cheer up, slow down, chill out

cartel situado en la carretera de la entrada a Byron Bay


Esta ciudad costera situada en la región de Nueva Gales del Sur se encuentra a dos horas en coche de Brisbane, a unos 160 km para ser más exactos. 
Esta zona se creó a consecuencia de la erupción del volcán Tweed hace 23 millones de años. En 1770 fue descubierta por el capitán británico James Cook, quien bautizó como Byron a este bonito lugar, apellido de su vicealmirante John Byron y abuelo del poeta Lord Byron. A partir de entonces este sitio empezó a crecer y a convertirse poco a poco en un punto importante para la exportación de algunos productos. Es en los años 60 cuando finalmente nace la Byron que nosotros conocemos ahora, una ciudad aclamada por surfistas de todo el mundo y donde su principal atractivo está en el movimiento hippie que a día de hoy sigue reinando en todas sus calles. 

Nosotros queríamos vivir la esencia de la verdadera Australia y nada mejor que Byron Bay para acabar de celebrar mi cumpleaños; si, ese que ha durado toda una semana ;)

El sábado bien temprano, sobre las 6am, cogimos nuestro coche y nos pusimos rumbo a la ciudad del surf. Tengo que recalcar que coger tu coche o alquilar uno es la mejor opción para visitar este lugar ya que te permite mucha más libertad y sobretodo disfrutar de las magníficas vistas del camino. Nos encantó la mezcla de paz y naturaleza que pudimos sentir durante el trayecto y si a eso le sumas la típica música country que sonaba en la radio ya podéis imaginaros la felicidad que desprendíamos por los cuatro costados. 

Cuando llegamos a Byron, bien temprano, pudimos empezar a palpar el ambiente happy de ese sitio, gente en bañador andando descalzos con tabla de surf a cuestas camino de la playa, gente en bicicleta paseando, otras haciendo yoga por los jardines... en fin un rollo muy bueno que nos transmitió ganas de más. Sin perder un momento aparcamos el coche en la entrada para ahorrarnos dinero, es uno de los pocos sitios donde no se paga por dejar el coche, así que recomiendo esta opción si no quieres estar pendiente todo el día de ir a la maquinita. Desayunamos nuestro bocata que traíamos de casa y cargamos con la mochila para dirigirnos a la playa principal Main Beach, con la primera que te topas nada más llegar. 


                             





Para ser francos la primera impresión no fue buena, nos esperábamos “algo más”, en un primer momento la playa no nos pareció nada del otro mundo y es que a pesar de ser la más conocida y turística nos pareció la más simple de todas; una playa larga.
Nos sentamos en la arena y mientras observamos al horizonte, donde se encuentran las Julian Rocks, empezamos a ver ballenas a lo lejos, saltando y golpeando sus aletas fuertemente contra las olas. De Junio a finales del de Noviembre las ballenas jorobadas migran hacia las costas australianas en busca de aguas templadas y nosotros por suerte pudimos ver las últimas que quedan por la zona. Eso empezó a gustarnos más…

Después del avistamiento de ballenas, decidimos explorar otras playas que nos llamaran más la atención. Y así fue como otra vez montados en nuestro coche nos dirigimos a la parte del faro, donde ahí sí están para nuestro gusto, las mejores playas de Byron Bay. El camino mientras vas subiendo es increíble, te ofrece vistas de película. Este camino se puede disfrutar también caminando ya que hay una ruta específica para ello. Pero de cualquier forma, tienes el placer de contemplar las playas más salvajes del lugar, con ese agua azul turquesa que hace contraste con las bonitas rocas que rodea la costa, mezclando el verde fuerte de la vegetación.
Aparcamos en Wategos Beach, donde nos acomodamos un buen rato a tomar el sol y a comer. Después caminamos un rato por los caminos que unen las playas de alrededor, un momento mágico.



Llegamos a la playa The Pass, otra playa increíble llena de surfistas y donde en ella hay un pequeño mirador muy bonito. Desde allí puedes observar toda la costa a lo largo.





Con la barriga llena y súper relajados después del paseo por las diferentes playas, decidimos ir a la casa que habíamos alquilado por airbnb para pasar ese fin de semana. Nos dimos una buena ducha, nos maqueamos un poco y salimos de nuevo con nuestro coche hacia el esperado Lighthouse, faro de la ciudad
Se puede subir andando, las vistas son increíbles, aunque es una larga caminata. Nosotros escogimos la opción cómoda, subimos con el coche hasta arriba donde por 8 dólares puedes aparcar (aunque a nosotros nos salió gratis porque no llevábamos efectivo y un amable grupo de chicos nos oyó nos lo pago, así sin mas)
El encanto de este lugar sin duda es al atardecer o al amanecer, cuando el sol se pone o cae y nos regala estas imágenes imposibles de describir con palabras. Para mí, sin duda lo mejor de todo Byron Bay. 










Un paréntesis: Aquí, en este sitio con este encanto tan especial, le quise regalar a mi madre un vídeo felicitándole por su cumpleaños. Es un día muy importante para las dos, siempre hemos celebrado nuestro aniversario juntas por los pocos días que hay de uno al otro y esta vez era  extraño no estar unidas físicamente en un día así. Encontré este lugar el sitio perfecto para que me sintiera más cerca, un faro que alumbra el camino como ella ha alumbrado el mío toda mi vida y por lo que sin duda le debo el poder estar donde estoy ahora. Des de lo más alto quise gritarle a los 4 vientos lo mucho que la quiero! 
Y después de este parágrafo sensiblón, continuo…

Estuvimos un largo tiempo ahí arriba, respirando la tranquilidad que ofrecía ese momento y dejando la mente en blanco y cuando el sol se escondió entre las montañas, decidimos marcharnos a dar una vuelta por las calles de la ciudad, mezclarnos entre la gente hippie y sentir el good vives. Cenamos, disfrutamos de la gente que se junta para bailar y tocar al son de tambores y cuando nuestros ojos ya no soportaban más el estar abiertos, nos fuimos a dormir.

El domingo amanecimos con un sol radiante, unos 30-35 grados para ser exactos y decidimos ir directamente a darnos un baño en los lagos de té rojo, situados en Suffolk Park Beach. Lo mejor es dejar el coche en McGregor Street, a unos 5km al Sur de Byron, y desde allí caminar recto hacia la playa. Una vez en ella, hacia el lado derecho, andar hasta que os topéis con un entradero que te lleva al Tree Tea Lake, una verdadera preciosidad. En ese lago puedes disfrutar de un baño relajante, que además dicen que es muy beneficioso para la piel y el cabello.






De cara al mediodía, después de un buen rato chapoteando y relajándonos en esas aguas teñidas de rojo, nos fuimos a The farm, una granja situada al interior, a unos 10 minutos en coche desde Byron (11 Ewingsdale Rd). Aquí hay animales como cerditos, gallinas, vacas, etc y un bonito restaurante para comer, donde mientras te llenas el estómago puedes sentirte en un verdadero rancho, rodeado de estos animales y de sus tierras. En este lugar se puede conocer y aprender sobre sus actividades agrícolas, observar la variedad de animales y plantas que albergan las 8 hectáreas de terreno que forman la granja y a la vez disfrutar de la mejor comida. Un buen plan de domingo, sobre todo para las familias.








Para terminar, fuimos para el centro de Byron otra vez, se acababa nuestro fin de semana y tocaba volver a casa. Dimos un último paseo por las calles principales, nos comimos un helado buenísimo de la famosa heladería Bella Rosa y sentados en la playa, un hombre con su guitarra nos regaló el último momento de felicidad allí. No había mejor manera para despedirnos del paraíso. See you soon!







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