Existen dos clases de personas: Las que se sienten tranquilas en su zona de confort, las que no tienen necesidad de moverse de su sitio de siempre, de alejarse de sus comodidades. Después estamos el resto. A los que nos mata la curiosidad y no podemos estar quietos en un mismo lugar, los que a todas horas tenemos la sed de viajar, esa que solo se sacia con sumar a tus experiencias otro rincón más. Para los que el pasaporte significa media vida.

Nosotros sin duda formamos parte de la gente aventurera y arriesgada! Y por eso mismo este año quisimos dar un giro a nuestras vidas y vivir durante un tiempo en otro país, con otra gente y con otras costumbres.

Manteneros al día de todos los sitios que visitamos nos encanta. No hay nada que nos guste más que poder explorar rincones nuevos y compartirlo con toda la gente posible para que se animen a practicar este gran vicio de conocer mundo. Y a los que por una razón u otra no pueden hacerlo, redactamos todas nuestras experiencias para que al menos puedan alimentarse de ellas y en su mente viajar por un instante a estos recónditos lugares.

Ahora bien, la pregunta del millón que muchos os estaréis haciendo: Y como lo habéis hecho?

Pues bien aquí os dejamos la receta por si alguno se anima a kangurear como nosotros.

RECETA :

Añade infinitas cucharadas de ilusión y combínalas con una taza de positividad. Mézclalo bien con valentía y rocíalo con un litro de curiosidad. Déjalo cocer a fuego lento, remuévelo suavemente con un poco de esfuerzo y constancia y finalmente añádele una pizca de dinero.

- Servir con hambre de explorar sin jamás saciarte y con ganas incontrolables de comerte el mundo -

viernes, 11 de noviembre de 2016

Gold Coast - Burleigh Heads

Mi cumpleaños en Australia no podía pasar por alto, ya sabéis que a pesar de ser un día en el que sumas edad a mí me encanta ese 2 de Noviembre y esta vez iba a ser muy diferente a años atrás. Normalmente siempre celebramos mi día a lo grande pero esta vez ha sido aún mejor; como dice David, igual que la realeza, de domingo a domingo.
Estamos en un país diferente, muy lejos de nuestra casa y de nuestra gente, eso te remueve en días especiales, pero sentir las muestras de cariño por mensajes, redes sociales, llamadas... de los tuyos, a pesar de la distancia, hace que te actives y que se te recarguen las pilas. Y así lo hice, con una gran sonrisa y con el amor de mi vida decidimos celebrar este cumpleaños de la mejor manera.
El 2 de Noviembre este año caía en miércoles, así que el finde de antes ya empezamos con la celebración. Reunimos a toda la gente molona que nos hemos encontrado por el camino en esta aventura y preparamos una bbq en el jardín de nuestro apartamento. Fue un día lleno de risas, confidencias, anécdotas; un día rodeada de gente, que a pesar de no ser los de toda la vida, me hicieron sentir como si lo fueran. Cuando estas fuera de tu zona de confort, las relaciones que se crean en tan poco tiempo son muy intensas, al fin y al cabo estas compartiendo la misma experiencia, te ves reflejado en esas personas y eso hace que los lazos se hagan tan fuertes. No me puedo quejar, me sentí muy arropada y termine el día soplando las velas con gente casi desconocida que estaban formando ya parte de mi familia aquí. 






Para no parar el ritmo, el miércoles, mi verdadero día de cumpleaños, David y yo nos organizamos para tener libre y de esa manera disfrutar juntos de los magníficos 30 grados con los que habíamos amanecido, en compañía de sol y playa. Para ello nos dirigimos a la famosa Gold Coast, paseamos por su larga playa en Surfers Paradise y subimos al Sky Point, el edificio más alto de ese lugar para contemplar las maravillosas vistas que ofrecía (el precio por subir son 25 dólares por persona, cosa que encuentro excesivo para ser un simple mirador, pero la ocasión lo merecía) . 
Para haceros aún una idea más clara de lo bonita que es esta ciudad desde las alturas os regalo estas imágenes.



 Después de permanecer un buen rato allí arriba disfrutando del paisaje y amortizando los 50 dólares que nos había costado el capricho..., pusimos rumbo a la playa más bonita y salvaje de la zona: Burleig Heads.
Era la hora de comer, así que sacamos nuestra nevera, nuestro picnic y nuestra toalla y nos llenamos la barriga al lado del mar, con una imagen de los edificios de Gold Coast a lo lejos. Realmente una imagen de postal. Este lugar sin duda tiene un encanto especial, la frondosa vegetación que se extiende a lo largo de la playa no deja indiferente a nadie y es que disfrutar de un bonito paseo por ese parque natural sintiendo la brisa del mar, viendo a los surfistas cabalgar las olas, no tiene precio.
Cuando el sol ya empezaba a caer decidimos volver a Gold Coast para recorrer sus calles, repletas de tiendas y cafeterías, ver el mercadillo con puestos de artesanía, ropa, etc que estaba montado en el paseo de la playa y con un ambiente muy agradable y como no con un gran donuts de ferrero rocher dimos por finalizado el día, mi día ;) 















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